viernes, 10 de febrero de 2012

Sapukai Kanuhape I

Arriba
A veces soñaba que se enterraba a si mismo… tal vez porque ya había cavado su propia tumba desde el comienzo, antes de empezar a cavar las fozas comunes y la tumbra de los otros. Entonces no había delirio de alcohol o situación extrema, paseo extremo en moto, lucha extrema con sus compañeros de troppa, sexo extremo con su mujer u otra que le sacase ese olor fetido de las manos, o del recuerdo. Si ya estas abajo, pensas dos cosas. Una, que si queres salir del pozo, tenes que mepezar a subir, y subir cuesta porque no se tienen tantas alas todos los días. Pero por otro lado, lo bueno de tocar fondo es que no queda nada mas abajo, y parece que asi se mata un poco la incertidumbre.

Abajo
Tenes que contabilizar los cuerpos. Si eran veinte, entonces no son diecinueva ni dieciocho, un cuerpo en falso es un familiar que puede irse. Y nadie quiere que su familia desaparezca. Por más que el, cabo Benitez, decía odiar a su padre desde que tenía memoria, a ese señor ñembo estricto que creía que las maneras rudas y exprtadas de una cultura que no era en realidad la suya… jamás permitiría que su viejo hijo de puta ocupe ese espacio pequeño, diminuto, indignante, perteneciente al cuerpo vinte

Arriba
Arriba es de hombres, de machos. El jadearse y sacudirse encima de una mujer es lo mismo arriba que abajo, a su criterio, gusto y paladar. Pero el no iría a admitir eso, asmitir que le daba exactamente igual coger en cualquier forma, con tal de coger. Su garganta era como un casette que reproducía discursos, discursos que lo escribia otro. Pero nadie, ni el, ni su hermano, ni su viejo, ni sus amigos sabían realmente quien carajo era ese don otro que escribia todas esas pavadas sobre el sexo, tachadas de machistas por esas mujeres que se creían listas al criticar boberías. Si lo que se dice acerca de ser macho es estúpido, mas estúpido es criticarlo, porque lo lógico seria que se entiende su sobreestupidez… ¿o no?

Abajo
Tomaba demasiado alcohol desde ese día. EL primer día que tuvo que ejecutar a un grupo de veinte personas. Ese numer se le gravó en la cabeza, y si… había contado bien el número. La numero veinte era una menor de 17… la misma edad que su hija. Pero su hija era diferente, no era tan morena como esta que estaba en frente, más morena, más menuda, le faltaban algunos dientes y tenía varios huesos salidos. Su hija sabía que él hacía cosas raras desde ese día… cuando el iba junto a ella, ya no le abrazaba porque decía que su papa tenía mal olor. Al soldado benitez no le quedaba muy claro si ese mal olor lo tenía en las manos o en el aliento de alcohol fermentado.

Arriba
Padre nuestro que estás en el clero
Santificado sea tu amparo
De todos los males que me persiguen de día, y más aún de noche
Librame de las pesadillas de muerte
Y no dejes a mi familia, caer en las fozas de cabo de noche
Y libralos de la muerte que se construyeron solos, al vivir conmigo, para no dejarme solo
Anikena!

Abajo
Cuando se enterraba a si mismo, en ese su sueño raro, soñaba que se olvidaba del padre nuestro, del verdadero padre nuestro y que si intentaba rezarlo, la voz no lo salía, o no se acordaba. Se desesperaba muchisismo, intentaba otra oración, el credo, el ave maria, angel de mi guarda, dios pecador, el mea culpa…. Y solo se quedaba con el mea culpa. Lo decía en guaraní, se lo sabia en guaraní. El guaraní le gustaba para castigarse porque le sonaba a reto de su mamá, allá por la campaña, cuando se portaba mal y le pegaban con cable trenzado. El guaraní jamás podía tener sabor a cosa dulce, a guayaba o a mil, como a la gente le gustaba decir.
Arriba
Le dierpn una medalla por la labor cumplida, a los cinco años de iniciado el tema. El pensó que podía empeñarla en la casa rosada de su barrio cué, cuando todo el mambo termine.

Abajo
Pero no siempre era él, el que se enterraba en su sueño. A veces venía su hija, con las manos igual de fetidas de levantar cadáveres y con la mitad del rostro desfigurado, a cavarle la tumba a el. Era la mitad derecha o izquierda, el nunca atinaba a verla bien o a reconocer que tenia en su cara. Parecía carne, la misma carne que el enterraba al matar. Pero solo sus manos tenía olor.
Tambien venía una persona rara, no sabia si era chico o chica… parecía tener ambos sexos. Esta persona solía ayudarle a la hija a cavar, o a veces venía solo, sin la nena. Tenía las manos en carne viva, por eso no podía reconocer, entre otras cosas y razones, si era hombre o mujer

Arriba
Llorar no era fácil, porque no era solución. Caña con miel si podía ayudarle a engrasar el cassette de su garganta, a seguir reproduciendo sus relatos tan interesantes, tan de macho alfa, de Don “otro”. Decir la verdad, solo una vez, podía significar, no salir del laberinto, sino entrar en otro.

Abajo…
Los cuerpos muertos tienen siempre ese olor fetidos después de las primeras horas de muerto. El que los carga, conoce bien ese olor. El cuerpo del muerto parece un juguete mal usado, es la cosa más fea que uno puede ver. Por suerte, uno nunca ve su propia muerte…

La noticia fue recibida con sorpresa por parte de los soldados d la agrupación. No entendían como, entre los cuerpos confiscados en la foza, podía haber llegado el cuerpo del soldado benitez. Se habló de insurrección dentro del cuartel, isurreccion cometida contra el más firme de los soldados a la patria, las fuerzas armadas y el partido. Pero lo más raro era la forma en la que Benitez llevaba las manos y el rostro ese día. Nadie le dio una explicación al porque.