jueves, 22 de diciembre de 2016

Bahiano-paraguayidades III: Esa maldita vereda chica


En Bahía se dan dos besos al saludar. La Avenida Sete está cargada de gente y el calor insoportable hace que el camino de la última clase del semestre hasta mi casa me exija parar a mirar los puestos de cerveza. Ese caos de ciudad que se resiste a la racionalización, lleno de comercios de ropa made in china, de feriantes en las veredas finas. Yo pensé que solo Asunción tenía esas veredas finas, rotas e insondables. Tres mil kilómetros después, mis pies vienen a tropezar con las mismas grietas de una ciudad también con esquinas con olor a pipi, vendedores ambulantes, inflación, desempleo y... calor. El mar marca la diferencia infranqueable, la gran diferencia que no es el idioma, no. Que no es la cantidad de gente, no. Que no es la piel negra de sus hombres y mujeres no. Es el mar, la diferencia irrepetible que distancia los momentos de mayor sinestesia y memoria, que corta el transito entre esas dos ciudades que conozco y que para mi dialogan mucho. Me atrevo a decir que hay más nombres de calles en guarani acá en Salvador que en Asunción, aunque claro, la gente que pisa estas malditas veredas chicas no tiene idea de lo que esas palabras significan. De alguna forma, saben que es indígena. Se dan dos besos al saludar, también se arman pesebres y lucecitas en navidad en diciembre.

Hay una extraña similitud entre los tejidos artesanales de esas dos regiones que conozco y me conocen. Suponemos que con el avance de la conquista y colonización española y portuguesa, todo vestigio de esa diáspora guaraní desapareció. Hasta que me voy al mercado modelo y encuentro la misma remera de ao poi que vendía la vecina sobre Estrella y Montevideo, mucho más cara, claro está, en reales. Tus vecinos son chismosos? SI, también acá son. Hay que si o si saludarle a todo el mundo en la rua. Al subir al colectivo también. No te olvides que de saludar, o sino son tirada (jopy, diría tu mamá). Acá también me miran como si fueras de otro lado, de afuera.


Ya van tres días seguidos que el mismo person me visita. El portero ya pilló todo la onda y empezó la fofoca entre la galera de personas mayores que frecuenta la planta baja del edificio por las tardes. Vieron que siempre me despido con dos besos de ese muchacho, pero que ambos demoran más tiempo al darnos el segundo.

jueves, 24 de noviembre de 2016

Bahiano-paraguayidades II: Miguel

el no alumbra
el oscurece
el cree en el poder insurrecto
de nuestras palabras
el oscurece su cabeza
para llegar a las certezas
no acredita los discursos occidentales
de la claridad
de lo blanco
de la america latina higienizada
que dice buscar un norte
cuando de buscar un sur se trata
cree en la episteme
de nuestra negritud
latinoamericana
no nos alumbra en los ensayos
apaga las luces
para sacar nuestras verdades
cree en la estética
tan contemporánea y a la vez ancestral

de lo oscuro como verdad humana

jueves, 22 de septiembre de 2016

Bahiano-paraguayidades I


Esa bala

que protagonizó tiempo atrás
el operativo de limpieza
En la favela de Pero Vaz
Barrio popular da Salvador de Bahía
En el nordeste brasilero
Es la misma bala
Disparada por la misma derecha
que protagonizó tantos otros episodios de "limpieza"
en mi país.
Es la misma derecha
a la cual no le tiembla la mano
Para matar nordestinos
para matar pretos na periferia
para matar campesinos paraguayos
Para operar en Curuguaty
o desalojar en Guahory
La bala es la misma
la mano es la misma
solo yo cambié de lugar

domingo, 19 de junio de 2016

Re pre sio nes

La represión                      Como voz
                                          Como mandato
                                          Como tradición oral

La represión                      Como vista
                                          Como campo ocupado
                                          Como campo minado

La represión                      Oral
                                           Física

                                         Como idea
                                         Como golpe

Debajo de toda represión abstracta
          hay una represión física
                    escondida
                        debajo

Gris

No fue el mar lo que más me gustó de vos. Fue tu cemento. Y fue el atardecer en tu semento. Amamos lo que conocemos y repetimos lo que conocemos en lugares nuevos. Mi ciudad es de cemento. Y amo tu cemento porque lo busco con devoción.

Otro clásico griego

Imagino a las princesas de pelo corto que suenhan con dejárselo crecer. Que se esfuerzan por no mirar las tijeras, que omiten la idea de consolidar su feminidad a través de la cabellera. Las imagino despertando a media noche y rapándose, luego de cuatro meses de esfuerzo y ansiedad contenida. Imagino también los dedos ansiosos de esos amigos picando la superficie rocosa de su batalla perdida. Los veo lamiendo el espejo después de tres meses, desesperados y con amplia devoción. Imagino también a otros ninhos dispersos, proyectando sus ojos y atención  hacia otros escenarios, reprobando pruebas de matématicas, ciencias y humanidades, perdiendo tiempo en el esfuerzo inutil (para ellos) de la concentración. Imagino sin miedo ese pasto verde que quiere prosperar y no puede. Que lo cortan cada vez que busca ganarle en altura a los edificios de la ciudad humana, Pienso también en el grafiti insistente de la pared que de un tiempo a esta parte será pintada. O los huevos de gallina que mpas tarde que temprano serán secuestrados.

Sisifo está en todo. En vano sentimos lástima y se nos estrecha el corazón , pensando con falsa compasión en ese su dolor ajeno. Ninguna plegaria destierra las agujas del reloj que se repite en su vuelta.

Casandra

Las caras no se le confunde, pero las palaras si. Cree oir un claro y sonoro diálogo en guarani en medio de ese inconfundible portugués nordestino. Le quema en la memoria ese onomatopéyico fluir de expresiones y por un momento confunde la Aveida Garibaldi con el viaducto de Calle Última. También hace calor, también el transporte es malo, también hay rostros agobiados por la jornada laboral, también ella espera el amor al final del viaje en omnibus. También su amor mora distante, también el atardecer ahí es lindo. También siente culpa, también la sociedad es conflictiva. Le  asustan tantas similitudes y anuncios de una próxima nueva huida irrestricta

jueves, 9 de junio de 2016

pdp: A los soldados de Cristo


A los soldados de cristo

Que lamen mis heridas en la oscuridad
que poco entienden mis palabras
A los soldados de Dios
que me quieren con pelo largo
como extensión de sus deseos más oscuros
esos mismos deseos que yo tambien comparto
a viva voz para todos los vientos de las latitudes que nos juntan

A los soldados a la derecha del padre
que se latigan sonhando con más displina
con cumplir las leyes de mandatos milenarios
y descifran con poco exito la historia cifrada
entre mis manos y pensamientos

A los soldados enemigos
Que eligen el puerto extranjero para el descanso de cinco minutos
Que hacen una breve llamada
para bailan la danza dentro de la danza

A los doctrinarios que nos quieren calladas
que nos quieren
Que nos quieren suyas
que nos quieren
Que no nos hoyen
Que nos quieren
Que nos temen
Que nos quieren

A los soldados de dios
Que eligen mujeres partidas al doble exilio
de ser extranjeras
de tierras sagradas
y de anhelos perfectos

A los soldados herráticos
que gozan la carne enemiga
sin cuestionarse la frenética devoción
de sus anhelos más humanos

A esos soldados de Dios
que cada tanto
en medio de la guerra
nos reciben de brazos abiertos

lunes, 16 de mayo de 2016

FIB


Nada de lo que diga o lo que haga puede apagarme las ansias de volver a ganar tu piel. Lejos de ser la mejor, es la única que tengo ahora. Y para mi, tener una piel
es importante. Aprendemos el mundo por los sentidos, y lejos de caer en garrafales errores epistémico-hegemónicos que separan el cuerpo de las ideas, soy de los que
piensan que al mundo se lo cooce siempre por los sentidos. Por eso las pieles se buscan y se reconocen.

Sos la única piel que tengo por ahora. De ahi tu súbita importancia. De no ser esta una ciudad nueva en mi prontuario, tu trascendencia se borraría y calificaría
de mero echo anecdótico. La coyuntura favorece a tu postergación.

domingo, 24 de abril de 2016

pdp: Babilonia



Salvador é uma babilonia, meu bem, afirmó mientras prendia un cigarrillo y tomaba agua de coco. La melena la llevaba enmaranhada e iba descalzo. Hablaba por celular con uno de sus amigos y se quejaba de la cantidad de gente clase media que fue a ver el JAM de Jazz en el Museo de Arte Moderno.  Saca otro cigarrillo de tabaco, armado con papel de arroz (pensé que era un cigarro de marihuana). Me ofrece una pitada. Lo fumo y me desilusiono. Me cuenta que vivió en Paris, otra Babilonia pero universal. Según dice, Salvador es muy localista. Estando dentro, sólo se respira Salvador. Es como estar en un lugar demasiado particular y específico, donde el resto del mundo desaparece. Yo le creo.

La Babilonia de pasillos oscuros y gente colorida me ha hablado en diversas lenguas, a veces hasta sin palabras. He cambiado mi lengua materna e intercambiado lenguas con otros extranjeros. He transado con los locales de la ciudad, he sido vacunada al llegar (literal y poéticamente). He sistematizado los códigos del cortejo soteropolitano. Me queme la piel, me caí de la ladeira. Transformé mi cuerpo, esperando por inercia la transformación de mis ideas. Tambien sufrí en la Babilonia. Sufrí porque nadie me conocía en ella. Y el dolor del anonimato era similar al producido cuando abrís los ojos en el mar.

Nadie me amó en la Babilonia de eternos atardeceres. Sus dioses me advirtieron desde el vuelo de salida que no era bienvenida para morar aquí. Y como a mí no me bastaba con cagarme en la gente, me cagué en los dioses de una tierra terriblemente hostil, lascivamente violenta, sexualmente hermosa e infernal. .

El placer de este punto del trópico tiene algo de sadomaso, pienso horas después de salir del Museo, mientras enfrento mi cuerpo al de un golosal gladiador, nacido y malcriado en esta ciudad.

miércoles, 6 de abril de 2016

pdp:Pictionary


¿Cuál es la altura de la torre de Babel?, pregunta inquieto a su amante rubia el hombre moreno, mientras su cabeza descansa en el pecho de la mujer. Ella no sabe ¿Cuál es el límite de los decimales del pi?, cuestiona mientras extiende sus anchas espaldas, el hombre moreno a su amante también morena. Ella no responde. ¿Cuál es la estrella más cercana a la tierra después del sol?, interroga el hombre moreno de anchas espaldas y ojos apretados a su amante pelirroja, que está desnuda y boca para abajo en la cama? Ella duerme y ni le escucha. ¿Cuál es el primer libro del Pentateuco? Balbucea el hombre de labios gruesos, anchas espaldas, piel morena y ojos apretados; a la adolescente pálida de mirada perdida

¿Es finito o infinito el número de tus amantes? Le pregunto yo desde el umbral de una habitación calurosa y nordestina.

pdp: globalización



Me clavo tus ojos a la espalda, esperando que despegues tu boca incrustada en los vacíos de la piel de la ultima chica que dejó sus uñas olvidadas en las costas de algún remoto encuentro libanés. Sé por ende que tu aliento es de desierto, que las orejas de ella escuchan polka jahe´o y que mis manos amarran algún relato nórdico por lo bajo. La globalización de los cuerpos, que le dicen.

pdp: Más de lo mismo


Amábamos

A los mismos animales

Lengueteábamos

Las mismas sobras

Cortíamos

Los mismos atardeceres

Y nos suicidábamos

Con las mismas herramientas del tedio

Las intersecciones eran predecibles

Tan obvias que llegaban a lo absurdo

Mientras la incertidumbre del final

Rayaba el espanto

viernes, 19 de febrero de 2016

pdp> Mudanza


Mudarse es callar
ciertas voces
de los encantadores de víboras

Dilatar termómetros
medir realidades

Pegarse con el látigo
de las sentendecias pasadas

Y perder la conciencia
en cada golpe


Mudarse es llegar
a una ciudad sin lágrimás
cortar agujeros en maletas vacías

Lavarse del cuerpo
la saliva ajena

Cocer la mentira
de tu ex vecino

y construir la salvación
en cada centímetro de distancia

Mudarse desintegra átomos
residuos muertos
de cuerpos morantes