lunes, 8 de julio de 2013

Tributo a Kafka en versión de Maria Elena Walsh


Kafka está
En las nuevas adquisiciones de este reino
En esta tierra

Haremos la reforma agraria, dijo el flamante funcionario designado desde la instancia legislativa, y acto seguido, cerró un trato redondo con sus cómplices de turno. Todos, sin excepción, aplaudieron su flamante discurso vacío, vacío como el hoyo de la redondez de dicho trato. Acto seguido, cedieron la palabra al chico nuevo del barrio, el cual, con su flamante traje y sus maneras de abogado de carrera, hacia votos de pobreza y castidad. Quien como el, que venía de una rosca muy terrible, se dijeron algunos, pero en voz bajita, cabizbajos, desde los ascensores y pasillos de los tribunales del Poder Judicial, al ver al ex jefe ahora, amotinado en las instancias del congreso. Quien como el, que ha comido mucho y ahora dice que hará dieta. Ha tenido suerte, dice la abogada del sindicato, pero no tanto como el viejo zorro, recién llegado desde la frontera para encabezar la comisión de lucha contra el narcotráfico.

Me hubiera gustado tenerlo como amigo…
dicen (por este último) algunos, así el vicio salía menos caro.
De seguro hará un buen trabajo
Dicen otros

Y algún que otro person tararea esa vieja canción de Bersuit Vergarabat, de los años 90

Pero ya todos callan porque la madame del boliche hace relinches porque nadie le presta la suficiente atención. No la que ella quiso desde el principio. Viste sus mejores galas para hacernos saber que es rica, que su marido robó al estado-como todos los demás presidentes del reino/república del revés-y delira con guerrilleros en figurillas que se pasean en su sopa y a los que ella caza con su cucharon. Los Derechos Humanos son para humanos derechos, está a punto de decir, pero se calla la boca y se come a un guerrillero imaginario, de una sola cucharada.

Por su parte, el amigo del fantasma dictador, está en pleno delirio in tremens, extasiado, obnubilado. La democracia ha llegado al reino, pero las tribus bárbaras de la frontera amenazan con arrebatárnosla. Él era feliz y lo sabía, y sigue siendo feliz, y es plenamente consciente de ello. El pinta un cielo nuevo (un cielo solo suyo) todos los días, aunque ese su cielo tenga colores solo para él. Su amigo/enemigo lo mira con cierto resentimiento (como lo ha hecho siempre) y acto seguido, exige a los gremios de la improducción  que fumiguen a las hormigas. Así, haciendo gala de su buena línea cristiana-católica, emula las palabras de la santa Biblia: “de esta agua no has de beber”, nos dice, y acto seguido te cierra la frontera. A este último, no lo quiere el tramposo del congreso. Lo llama por su nombre y se rie con voz gruesa, prende un cigarrillo, y desde el palco de honor, mira la función que está por comenzar. El la ha guionado, porque cree que los finales anticipados son siempre los mejores. Tb cree en dios y en las confesiones, porque sabe salir ileso de todas ellas.

Mientras tanto, en la periferia de la ciudad, la directora del zoológico prepara un gran festín para homenajear a todos los susodichos recién mencionados y descriptos. Su caridad no tiene límites, por ello, invita no solo a la nobleza, sino a la plebe más común, al gran banquete. Dicen que los animales y las plantas no sienten, y aunque lo hicieran, no importa devorar a sus familiares ante sus ojos y en su propia casa.

Pero más amigo de Kafka es el fiscal. Si. El señor fiscal. Es tan habilidoso este joven mozo, que desenmascara las más peligrosas conspiraciones y enfrenta a los más temibles malandros, con tanta rapidez y solvencia, que sus dictámenes llegan antes que las pruebas del delito. Es tanta su habilidad, que ya ni de pruebas el se hace.
Y en la cúspide de la cadena de virtudes de este nuestro reino, está el gran señor. Pe a ha e la mburuvicha, dicen sus fans. Y son muy pocos los que se animan, a cantarle en voz alta, los versos de la bersuit

Y asi sube la balanza, el precio tb sube y tb sube la venganza

Este cuento es para adultos. Por eso elegimos emular a Kafka y ya no tanto a Maria Elena Walsh. Ahí nos vemos.

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