viernes, 6 de noviembre de 2015

Un lugar con menos galerías

Si tuviera que salvar a alguien de esta sala, lo lógico y lo pronto sería salvarme. Pero de alguna manera, mi elección siempre está en el otro. Pero no es una cuestión de altruimo, sino de ego. Salvar el cuerpo ajeno de las heridas es la forma más contundente de dejar una marca. Recordamos bien al que daña, pero más aún, al que salva. Es por ello también que el acto de amar de los humanos tiene esta doble resonancia, la de salvar y la de dejar huellas firmes.
La contundencia de una huella no es como la de los cráteres. Persiste cierta duda en sus formas, cierto material efímero que se desliza con el viento. Aun así las huellas tienen una extraña forma de perpetuarse.
Qué es lo obvio en las situaciones de redención? Qué alguien salve y el otro sea salvado? Pero si la redención a la cual estoy destinada es, finalmente un espejo, metáfora gastada que representa la importancia de mirarnos a nosotros mismos, ¿Qué hacemos? ¿cómo uno se salva?

Lo curioso es que esta carrera de la redención me llevó hasta un laberinto con varios toros con cara de hombre.bestias de todo andar. Estrellé mi cara, mi cuerpo y mis palabras, en un intento maratónico por la supervivencia contra estos centauros. Estrellé el paño de mis ilusiones y enojos contra sus pezuñas o el alito desenfrenado de mis gritos contra su sexo equino. Temblé de emoción y de júbilo cuando cada pelea me demostraba que las bestías tenían algo similar a mi. En mis sueños, yo acababa conviertiéndome en una bestia más.
A veces las deseaba y otras, las aborrecía. Las bestias, a veces me deseaban a mi también. Pero el deseo en los laberintos es cosa complicada. No se sale nunca de los parajes construidos para confundir, de las arquitecturas entramadas para dar vuelta sobre nosotros mismos.

Así que miro este espejo y me pregunto como será mi redentor. Imagino que es lo que deseo, una de esas bestias con cara de hombre y formas equinas. Pero la redención tiene algo que ver con las cosas que se resuelven, con las cosas que, precisamente, nos sacan de los laberintos.

Será como yo?, balbuseo… como intentando responderme.

viernes, 1 de mayo de 2015

Mujer-verso

Ha nacido un nuevo experimento La mujer-verso Por un mundo en donde no solo los hombres puedan ejercer tan peculiar patrón de contrastar palabras, unirlas, chocarlas, valerse de las mismas, para decir cosas que suenan mucho más profundas e interesadas de lo que verdaderamente son La mujer verso: la que desafía a los hombres verseros, conviertiendose ella misma en una verseadora o versera, como más se dice. La que alimenta el ego propio, simulando alimentar el ajeno. La que no teme decir versos para garantizar encuentros amorosos. Los versos son escritos bajo la noche estrellada, pero asi tb durante la mañana, al medio dia, siesta, madrugada. Al ritmo de Machado, golpe a golpe, verso a verso, o mejor an, verso a verso para garantizar sus golpes. Uno a uno van cayendo, sea por los mitos occidentales que dicen que las mujeres manejasn más terminaciones al hablar, sea porque ella disfruta de formular oraciones y su sueño fue siempre tener un programa de radio, sea porque su imaginación da para competir con el mundo patriarcal de los soliloquios masculinos (que solo buscan vestirse de una aparente profundidad para llevar mujeres a su cama) la mujer-verso se introduce en un mundo de simulaciones, con el fin de celebrar la palabra, pero asi también, ocupar el rol de los hombres… no para arrebatárselo, sino simplemente, para burlarse de todos ellos. Para evidenciar su estupidez Ampliaremos

miércoles, 8 de abril de 2015

Novedades I

Deslizo los saberes de mi lengua en cada boca que se predispone a recibirme. No me importa su procedencia, ni su sexo. Yo solo quiero el ritual del conocer desde a forma primera, desde el cuerpo. Me dejo impresionar. El protocolo de la esquina a mi cuarto es el mismo que el de un hostel, check out a las 10, no hagas preguntas y seguí caminando. Deslizo mis palabras entre las lenguas hablando español, no guaraní. Nunca aprendí a hablarlo y a esta altura, estoy lejos de incorporar sus ácidas intervenciones a mis sentidos, a mi cosmovisión.

Pasé de la monogamia a la poligamia, concluyo después entre silencios. De la militancia cristiana al ateísmo. Del himno nacional al silencio. De decir patria a decir Sajonia. Me sé maldita por la boca de los brujos que han hechizado la historia de este suelo. Me se ruin por creen en banderas internacionalistas. Me siento incómoda al comer asado en la mesa de la hipocresía, acá no pasó nada y comete ese pedazo, que los manteles de fiesta esconden muy bien la infelicidad de ese pentagrama humano que en nombre del sustantivo familia calca rituales en los cuales no cree.

Hasta ahi, otro día sin novedad

martes, 3 de marzo de 2015

Ojos



Por favor no insista. Esta ciudad tiene ojos por todas partes. Poco certero es su afán de meter los cuernos de forma sistemática en una aldea pequeña, que todo lo ve y todo lo oye. No busque los bares. Los moteles, aquel extraño corporativo para el amor y el desamor, es recomendable sólo a determinadas horas y en determinados sitios. No dilapide su dinero en una empresa que puede fracasar. Sepa bien que un buen plato de comida gratis, es siempre más rico. 

Busque tal vez, las esquinas concupiscentes de los barrios antiguos. Sondee el sendero que conduce a los barrios pobres o tal vez, la desmemoria de los barrios añejados en la rivera. Mójese los pies (ya que tiene bien mojadas otras partes del cuerpo) a orillas de ese estrecho pasaje azul que divide la mitad del país y que con su cause tranquilo, abraza la ciudad. No le tema a la noche del rio, es mentira lo que dicen los informativos sobre la inseguridad y los asaltos. Salvo que tema perder el corazón en uno de sus clásicos encuentros furtivos.

Ya le dije que evite las zonas comerciales?

Evite las calles cercanas  a su casa. Decenas de ojos al ataque, como pirañas, lo observan (aunque usted no sea consiente) desde las sillas de las despensas. No hay servicio de inteligencia que se compare al registro sistemático de los almaceneros de barrio. Olvídese de la CIA, el espionaje virtual. Yo le hablo de vigilancia en serio.

Desista de las plazas, como así también, de los domicilios particulares de cada uno de los involucrados. El sexo discreto y seguro en la propia cama del amante, es un acto de fe tan ingenuo como la fe misma.

No dude de que en algún momento, más temprano que tarde, será descubierto. Y la seguidilla de murmullos llegará, de la forma más dolorosa posible, a la persona afectada (léase, la pareja traicionada). Por favor, no se haga el pelotudo. Esta ciudad, le repito, todo lo ve y todo lo oye. Pero más aún, todo lo juzga, todo lo sanciona. Será usted ejemplo de escaramiento público.

lunes, 16 de febrero de 2015

Ensayo I


De lo místico a lo culinario. La serie de explicaciones ensayadas por hombres, mujeres, travestidos, ancianos, jóvenes, niños, profesionales, benditos y malditos es diversa, pero hay un solo pívot sobre el cual el sentido y el contrasentido giran. Las palabras y razonamientos se retuercen sobre aquel ser humano, que de razón quiere escuchar poco en momentos de crisis.


Para el que teme, con el ímpetu y la fiebre a 39, ser abandonado. Para el que se sabe futuramente enfermo El pívot sólo nos habla de un trueque burdo. Si, burdo por su simplismo. Las leyes del horóscopo no son más que un positivismo simplista de blancos, negros, retornos y contra-retornos, que parte del código binario para explicarlo todo. 

Te pagó con la misma moneda
Se te dio vuelta la tortilla
Es el karma, yo te explico
Lo que se va regresa y

De ahí las recetas de cocinas que explican la dialéctica de los cuerpos y las mentes (finalmente, todo interaccionismo simbólico será una tortilla que se voltea, así como antes se volteaban los cuerpos en la cama con una aparente promesa de futuro). Finalmente, el verbo amor sabe de la misma tranza de mercado, por más que los besos se digan sin nombre, sin tiempo y sobre todo, sin precio aparente. 
Finalmente lo que se va regresa, y te toca recibir los golpes. No busques complejidades, te dirán. Lo opuesto se torna su contrario, pensás mientras juntas los pedazos del vaso de vidrio de tu razón.
Sin pulido ni perdón, pensás al trazar las primeras líneas de tu manifiesto. Sin pulido, porque tus palabras siempre son de cardio, de músculo que actúa por instinto. Escribir con los errores ortográficos es casi una filosofía de vida, escribir perdiendo el respeto a la sintaxis también lo es. Así también, el acto práctico que guía tu paso está marcado por el ninguneo a los confesionarios. Así no más, sin pulido ni perdón, proyecto de vida, proyecto de la dilación.

sábado, 14 de febrero de 2015

Ironía

Curiosa es la relación entre la cabeza y el coxis de los recién nacidos y hasta el día de su muerte,
Que hay toda una escala embrionaria
Que une sus sentidos primeros a los últimos
Particular es la serie de eventos que hará después olvidar a esos mocosos cuadrúpedos 
la claridad del vínculo originario
Racionalizarán su sexo y matarán a la cabeza por instinto

O harán como ella
La niña que un día se puso de cuclillas
Y metiendo la cabeza entre sus piernas
Trató de llevar la frente hasta su sexo

Suponiendo que así, se resolvía una ecuación, que la humanidad pierde,
pues la tenía resuelta desde el vamos.

Luego harán películas malas,
se escribirán libros
y hasta manuales de técnicas del cuerpo
Todo con la absurda intención
De recuperar lo tristemente perdido
con el primer soplo de la educación
que te pone erecto y de dos patas en este planeta

jueves, 12 de febrero de 2015

Cronograma



Agenda
Para poder destruirse,
la serie de venturas que le serán depuestas

Estipula
Para poder contenerse
La serie de actos fallidos que tornan predecible
Un rompecabezas de mil piezas y colores

Escribe
Para no olvidarse
El repertorio de una excusa
Con claro sabor a poco porvenir

Y sin embargo, todo eso lo disfruta

viernes, 6 de febrero de 2015

Comunicado IX: Espectativas





Quizás los pasajes más oscuros estaban escritos en esa falsa expectativa que Asterión construía con cada nuevo encuentro. En la dinámica de su juego perverso, el de jugar a tener a otros cerca, otros Asteriones que lo visitaban y buscaban conocer las galerías de su laberinto. “Si el laberinto es sólo tuyo, también son sólo tuyas las visitas”, pensó más de una vez, en esos escasos pero contundentes ataques de racionalidad que cada tanto le daban. Su locura, la de un ser solitario, cada tanto se apagaba o parecía ser como los pequeños y casi imperceptibles huecos de una telaraña, blanca y delgada, que permite al viento filtrarse. Si la racionalidad se filtra entre el tejido (como rayo de luz), Asterión frunce el ceño y se percata de lo irónico de soñar encuentros cuando se está solo, cuando los otros verdaderamente no existen.
Pero los sueña, los sueña con pasión desbordante. Cada tanto espera y sus expectativas varían en la medida en que imagina nuevas formas y vínculos para con sus visitantes, igualmente imaginarios. Imagina también nuevos visitantes, a modo de no aburrirse con las compañías de siempre. Le gusta variar.

Es la expectativa lo que lo mata. Más que el certero golpe final de Teseo, es esa expectativa (que lo sonroja a veces, echar lágrimas otras, o hasta estallar en goces solitarios creyendo que alguien finalmente lo acompaña y goza con él) lo que acaba fulminando su fuerza, su tozudez. Cuando Teseo finalmente llega, el Minotauro ya no tiene más animo sobre el cual rebuscar energías o posibilidades.
Quizás es esa expectativa laque también nos mata a nosotros, los otros. Desde ponerse la camiseta hasta sacarse el vestido, lo irónico de actos que parecen contradictorios, tienen de por si un origen común: “jugar a la expectativa”.  El que se pone la camiseta se come y compra el discurso, se la juega por el sueño, da todo de si para lograr sus objetivos. Grande es su caída, como la de los niños cuando aprenden a caminar. Pero lo que más golpea, no es la distancia de la nariz al piso. Es esa fractura abstracta, casi metafísica, de sentir como la expectativa es un cuchillo que clava o un espectro que fácilmente se transforma en desilusión. Una mujer se saca el vestido esperando repetir un encuentro que no se repite. Los juegos de placer y la expectativa del afecto no tienen leyes eternas o seguras como la física de los rayos o la gravedad. Un buen encuentro no se repite porque uno lo quiera o porque deba. Un buen encuentro puede nunca volver a ser. O serlo desde una lógica y patrones inconcebibles para la absurda expectativa humana. El que se pone la camiseta y la que se saca el vestido ni se conocen. Tampoco conocen a Asterión. Pero los tres hacen la triada perfecta para ilustrar los bordes de la estupidez humana. Un ejemplo práctico de lo que la expectativa hace de todos nosotros.

martes, 3 de febrero de 2015

Comunicado VIII: Resarcimiento





Pese a tu odio,
es quizás la palabra lo que más quiero compartir contigo
La palabra codificada en grafitos
A puño y letra
A voz que late desde el pecho de papel
Esa palabra que a Asterión le fue por siempre negada
Esa palabra previa y final a cualquier otro encuentro

Pese a tu odio,
es quizás la palabra lo que quiera regalarte
Sin miedo ni asco por caradurear
Y pedirte lo mismo de retorno