Todavía siento tu vaho, todavía me pica el tacto de tu mano,
el sumbido de tus palabras. Todavía me molestan tus golpes como azotes. Todavía
brilla tu cinismo y la calle oscura está. Todavía hay alguien que espera en una
esquina para estirarme el pelo, todavía me tengo que callar las cosas, sin
tener las cartas para ganar. Todavía tenemos miedo, todavía andamos a tren.
Siguen peladas mis rodillas, sigo sin aprender la tabla de uno al diez, todavía
no me moví y ya me pasó la hora. Todavía te hacen polka, todavía lloro
guarania. No aprendi a jugar ajedrez y
la historia escrita para siempre parece estar. Todavía tiemblo desde ese día
que escuché tus palabras en la voz de otro, vi tus ojos en la mirada de muchos,
sentí tu golpe en el insulto de los demás. Todavía no te conocí, pero ya tanto se
de vos, que no hace falta que nos presentemos,
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