domingo, 18 de septiembre de 2011

Inter-pelación

Yo lucho contra todo el mundo para que nadie me interpele. La historia de mi corta vida, es la historia de mi lucha contra la interpelación. Veintitres años de apretar las dientes, frenar las lágrimas y cerrar el vientre, bajo el manto de miles de excusas. Porque te discriminaban en el colegio y no te dejaban subir al tobogan, porque eras demasiado lista para el resto de la clase, porque le respondías a tus mayores con argumentos coherentes, porque eras mujer y pendeja e igual no te callabas frente a militares ni policías, porque de grande tus puños no tenían fuerza y entonces tenías que pegar con las palabras ahí donde más duele hija de puta, porque sabías que existía un mundo mejor y que no era este, porque gozabas con un placer libidinoso al ser consiente que intimidabas a todos… eso era lo más cercano a la palabra mágica de siete letras, lo más similar a respeto. Si, ese respeto que vos querías, por eso te afanaste de disfraces para jugar un mano a mano con la vida a fin de impedir tu muerte.
Pero aunque apretaste los dientes durante todo este tiempo, no pudiste frenar las palabras de tu boca, no las frenaste y se te fueron las lágrimas, porque se te fueron las lagrimas se te abrió el vientre, y te interpelaron. Sos mortal, también sos débil y estás temblando. Sos animal.
Y si bajás del pedestal de juez, también se te puede juzgar, nosotros los otros, también podemos disfrutar de tu libido jusgandote

No hay comentarios:

Publicar un comentario