martes, 13 de enero de 2009

La ventana (fragmento final)

No existen los reyes magos Paola Ferraro, ayer al hablar con tu socio ya pillaste, japiro la inocencia, japiro los sueños, japiro ese escucharle a partes iguales y creer que lo que dice la letra es cierto...la ventana de la manzana se cae a pedazos!


La ventana era yo, mirándome de afuera para dentro. La ventana era papá, contándome historias de la dictadura y de las cosas que pasaban por Asunción tiempo antes de que yo naciera. La ventana eran todos aquellos escritos catárticos que yo redactaba y leía en vos alta con mis amigos en el balcón y frente a sus vidrios, la ventana eran los besos y las palabras de afecto entre dos sombras, era mi soledad en la más acabada y perfecta de las compañías, eran mis pensamientos desfilando sobre sus cristales, eran mis manos crispadas y furiosas estrujando sus barrotes. La ventana se abría para mis sueños desde el momento en que yo pisaba ese balcón y miraba al palacio de López y pensaba…. ¡si tan solo hiciésemos algo mejor por el país! O me preguntaba citando a un escritor paraguayo: Patria querida ¿somos tu esperanza?[1] La ventana era tu voz, tu mansa voz embelesándome los oídos, la ventana eran tu nombre y el mío entremezclaos como firma tacita de una promesa. La ventana era mi llanto silencioso por un pasado muy lejano, mío y de todos los que a ella acudían para contar sus penas y alegrías. La ventana era ese destellito de luz q de ella salía. Era imperceptible… pero destello al fin. La ventana era el eterno misterio de lo que hay tras ella, o tras cada uno de nosotros, virtuales ventanas en potencia con una historia que se esconde tras nuestros vidrios y barrotes, resguardando a nuestros relatos internos.
La ventana era la ventana
[1] Verso de Andrés colman Gutiérrez
2007, junio

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