martes, 6 de enero de 2009

Puertas cerradas

Y de momento en que me marcaron, ya no quise entrar. Esa puerta se volvió como tantas otras puertas, ya conocidas de mi vida. Alguna extraña marca que se me contagiaba como virus que nadie quería, algo tenian mis ojos o peor aun, mis palabras, para volverse contra mi y marcarme con el estigma de lo indeseado. En fin…
Empecé a cerrar la puerta.
¡Nunca pasó!- Pienso a la par en que una desierta Palma me invita-como tantas otras veces-a desahogarme entre sus galerías. Ante mis ojos, las siempre terapeutias crónicas de lo que se puede hacer y lo que no se debe en una ciudad tan pequeña e infierno tan grande, ameritan la admiración de los ojos perpetuamente perplejos. Dentro de unas horas, el yakare va a realizar la intentona, para entrar a los antros de alguna de sus mujeres, ya cenicienta tiene ganas de violar al principe, pero la politica sensatamente censuradora de una sociedad machista no lo quiere dar a conocer. Ya estan los amigos batallando por conseguir la tuca y hacer el ritual de tantas noches, ese ritual que exorciza como nugun otro. También están las amantes de la muerte y las ganas que se cotizan con papel impreso en bancos y capitalismo. Y yo que no tengo ni yakare, ni principe, ni tuca, ni dinero, me rquedo a mirar a los otros, como absorviendo sus sensaciones a lo largo y ancho de un pavimento que se asemeja a la vida, si! Porque a veces miramos la vida como a una proyeccion de esenas y mosaicos ajenas a todo lo que nosostros somos. Y solo tenemos puertas a las que rechazar, mientras los fantasmas de cielo e infierno nos dicen a donde ir, para donde tirar.
Pero dentro del espejo grande de la vida y todo lo que ella implica, difícilmente vislumbramos nuestras propias caras, ¿será que ya estamos de antemano muertos? ¿Será que ya ni las manos podemos vernos, auqneu las pongamos frente a nosotros? Los barcos de la salvación tienen una lista de pasajeros que iran a bordo, y como es natural, nuestro nombre fue asquerosamente omitido. También el cielo hace lo suyo cuando las bacancias en las nubes expiran, y solo queda hacerse espacio metros y metros más abajo, saludar a los de abajo, que nos recuerdan a la tierra. En la tierra, tb eran los de abajo los que sufrían, la prole sudorosa que alambraba y hasta desalambraba en un quinto infierno de dante, al que llamaban y sguen llamando Paraguay. Los de abajo siempre sufren, sean los del infierno mas convencional (el de los vivos) o ese otro infierno que dicen se supone cuantan las cronicas existe… el de asufre. Pero claro, por segurado sabemos que el infierno en la tierra no tiene nada para “envidiar” al (otro) infierno

esto fue lo último, lo 100% 2009!!!!

1 comentario:

  1. lo q sea que te divagues por aca no se puede traducir en algunas terereadas??

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